
La cervecería Perro Negro es un bar y fábrica que abrió hace 5 años, está ubicada en Galicia y Honorio Pueyrredón, en el barrio de Villa Crespo. Ofrece cerveza artesanal, ramen y sándwiches imbatibles. También hay flippers para jugar como en los años 80.
Charlamos con Damián Vivas, uno de los socios que dejó todo en el rubro farmacéutico y decidió, junto a su socio Diego Di Michele, abrir Perro Negro en Galicia 528, en pleno barrio de Villa Crespo, nos contó todo acerca de la fabricación de cerveza artesanal y los platos que ofrecen.
¿Cuándo empezaron, cómo fue la idea, el proyecto?
Somos dos amigos de toda la vida, ninguno viene del palo cervecero. Diego Di Michele, mi socio, arrancó prestando un poco de atención a la birra, le empezó a gustar, se empezó a meter. Yo no tenía ni idea, de hecho casi no tomaba cerveza hasta que empecé este proyecto. Estaba en un momento en el que estaba cansado de lo que estaba haciendo, vengo del palo farmacéutico, tenía muchas presiones y no la estaba pasando bien, decidí vender todo, bajarme y cambiar de grande sin saber qué iba a hacer. Diego me contó de esto y me empecé a meter. Nos empezó a gustar a los dos, nos pusimos de acuerdo muy rápido porque los dos nos conocemos mucho. Diego hizo varios cursos de cerveza, ya estaba bastante metido en toda la información de la parte de fábrica de cerveza. Él es comerciante del palo de la fotografía, yo vendedor de remedios, los dos estábamos en el comercio, y bueno empezamos.
¿Cuándo pasó esto?
Nos agarró la pandemia, eso nos dio tiempo para meternos mucho más todavía, porque teníamos tiempo y porque si bien económicamente fue como un retroceso y nos complicó bastante, por otro lado nos dio tiempo asesorarnos y capacitarnos en la fabricación de cerveza para que sea algo realmente de calidad.
Salimos de la pandemia, nos costó un montón porque podíamos hacer poca obra, los servicios más importantes como la luz y el gas fue lo último que se habilitó, ya la Argentina funcionaba casi completa menos las inspecciones, nosotros teníamos toda la obra casi terminada y no podíamos prender los equipos para hacer pruebas. Fueron momentos muy difíciles.
Lamentablemente, después de la pandemia el país ya no era el mismo, todo cambió, todo lo que nosotros habíamos planificado, lo que habíamos visto, las cuentas que habíamos sacado, se modificó todo, mutó para otro lugar. El camino de la birra entendíamos que iba para un lugar y de repente estaba yendo para otro. Se empezó a encarecer muchísimo el tema del enlatado, bajó mucho el precio de reventa mayorista en calle, empezaba a dejar de ser negocio casi. Empezaron a tener muchos problemas todas las fábricas, en ese contexto económico nosotros teníamos que abrir algo y tratar de que vuelva a salir la gente también, que pueda pagar el precio de la birra. Un montón de desafíos que los fuimos tratando de llevar lo mejor que pudimos. Siempre al ser dos, fue muy fácil ponernos de acuerdo. Acá estamos, con el bar cumplimos 5 años este año. Un año antes abrimos la fábrica.
¿Cómo llegaron a Villa Crespo?
Nos costó muchísimo encontrar este galpón porque nosotros sabíamos lo que queríamos, sabíamos más o menos los metros cuadrados que queríamos porque los equipos que habíamos comprado tenían un tamaño importante y necesitaban espacio para poder desarrollar bien las cosas. Fue bastante difícil, estuvimos bastante tiempo buscando galpones.
Hasta que lo encontramos acá porque tenía que darse lo que nosotros necesitábamos y un lugar en el que podíamos abrir un bar, son un montón de factores que entendemos que tienen que pasar para que el barcito camine y funcione. Más con el contexto económico de la Argentina, que cambia permanentemente.
Nos pusimos como un desafío que nos gustó, una meta en algo que no sabíamos nada y que tampoco éramos gastronómicos, pero sí nos gustaba comer muy bien. A mí particularmente me gusta cocinar, Diego es muy minucioso con la comida, es una persona que lo ve, lo mira, empieza a buscar información y hace el detalle y los dos nos ponemos hasta que las cosas salen como queremos, buscamos la vuelta hasta que sale. Ahí lo pasamos a los chicos que trabajan acá, lo entienden perfectamente y sale lo mejor que podemos.
¿Qué comida sirven?
Nosotros arrancamos con menús bastante simples. Fuimos recorriendo un camino para tomar experiencia dentro de la gastronomía que con el que hablaba me decía que era lo más difícil de todo, la parte gastronómica, por un montón de factores, como el precio que podés cobrar, que las cosas se hagan como tienen que salir, hay que estar en muchos lugares para que la cocina salga bien. Entonces empezamos con comida rápida, muy simple, como unas salchichas que las comprábamos en Corte, que es una charcutería, después pasamos a los sandwichitos y ya empezamos a hacer una bondiola de cerdo desmenuzada con queso; sándwich de jamón crudo, con tomate cherry confitado, con rúcula y queso brie, en pan ciabatta que la compramos a Atelier Fuerza, es imbatible. Compramos un muy buen pastrón y arrancamos en verano con un pastrón frío, y en invierno lo pasamos a caliente, lo ponemos en pan de molde y lo hacemos selladito con manteca y pepino agridulce, una combinación letal.
Se especializan en ramen, no?
En un momento se le ocurrió a Diego y nos gustó el desafío de hacer ramen, la comida tradicional japonesa, en realidad es oriental, pero los japoneses la llevaron a otro nivel. Y la verdad que es un ramen que está muy bien logrado, está muy pensado, estamos hasta en el detalle mínimo de pesar los ingredientes a la hora de hacer todo lo que lleva dentro un ramen. La verdad que estamos muy conformes, está en un muy buen nivel y estamos muy contentos porque realmente es un plato muy difícil pues lleva distintas cocciones, distintos ingredientes y todo tiene que maridar en un plato, que se tiene que servir caliente, que tiene que tener la cocción justa el fideo, el huevo tiene que salir con la yema blandita, no seca, un montón de cuestiones que hacen a que el plato sea complejo. Y la verdad que los chicos lo entendieron perfecto, está saliendo como nosotros queremos y viene mucha gente a pedirlo y comerlo seguido.
Comprábamos el fideo hasta hace poco y ahora lo estamos haciendo nosotros. No es un fideos cualquiera, es un laburo bastante complicado para que salga como tiene que salir. No es el fideo de paquete, o fresco de fábrica de pasta.
Lucila Cher, la novia de Diego, está muy metida con el ramen y nos ayuda mucho con el desarrollo, también es muy meticulosa, cocina muy bien.
¿Qué variedades tienen de cerveza?
En principio arrancamos con las birras que nos gustaban, después nos fuimos metiendo más en la profundidad de los estilos cerveceros, hoy tenemos recetas de todas partes del mundo. Tenemos una birra de arroz que se llama Nipón Dry Lager que obviamente marida perfectamente con el ramen, es una birra muy estilo japonés, para mí es una de las birras que mejor nos sale, es muy rica. Después obviamente las Ne Ipas, las Ipas, en todos sus variedades y estilos, cervezas belgas, cervezas negras, lager, hacemos un montón de tipos de lager, cervezas amber, tenemos bastantes variedades, hoy tenemos una carta bastante amplia de cerveza.
¿Cómo se vende?
La vendemos tirada y también en lata, nosotros enlatamos acá, tenemos nuestra propia enlatadora. Casi todas las latas se venden en el mostrador, cuando el cliente se quiere llevar para su casa. Estamos muy conformes como viene saliendo la cosa.
Las latas nuestras tienen un diseño bastante despojado, nosotros queríamos que si había una lata de Perro Negro en una heladera se identifique rápidamente, no que sea una más que tenés que leer qué es. La verdad que lo nuestro es bastante central, el estilo está bien marcado y la marca está bien marcada. Lo más grande que vas a ver en una lata nuestra es el estilo de la birra y atrás el nombre. Siempre somos muy claros y muy concisos a la hora de comunicar, tanto en las redes sociales, como en nuestra lata, comunicamos muy de frente, eso es lo que tratamos siempre de hacer, de ser bien serios al hablar con la comunidad.
¿Cuánta gente trabaja acá?
Hoy tenemos entre la fábrica y el bar más o menos son 14 personas.
¿Dónde venden la cerveza? ¿Se la encuentra en otros lugares?
La cerveza solo se vende acá. Al principio la idea era ir y ganar las heladeras y los súper chinos de la zona, pero de repente cambió todo. El producto lata se encareció muchísimo, el aluminio está muy caro, la etiqueta es cara, el diseño de la etiqueta, todo ese combo adentro del precio no nos convenía porque teníamos que poner un precio impagable.
¿Tienen algún sueño o proyecto para el futuro?
La verdad que nosotros estamos muy contentos con que funcione y como funciona todo. Hasta que empezamos no creíamos que era tan grande el desafío, porque cuando nos empezamos a meter nos dimos cuenta de que esto tiene que funcionar, tenés que apretar el botoncito y tiene que arrancar y tiene que andar bien. La verdad que para nosotros, que ninguno de los dos nunca había hecho ni por asomo nada parecido a una fábrica, fue un desafío de mucho tiempo, de muchas horas de laburo, de asesorarnos muchísimo porque realmente no queríamos que saliera mal. Soñamos con que las cosas siguen saliendo bien, que podamos laburar tranquilos, sin volvernos locos.
¿Cómo es la relación con los vecinos?
Con los vecinos por suerte todo bien, vivimos en comunidad y entendemos también que un bar puede molestar bastante a la hora de la vida familiar, así que tomamos la decisión de abrir temprano y cerrar temprano que comercialmente no es simpática porque todos los bares cierran a la hora que le da la habilitación el Gobierno de la Ciudad, que es a las 3 de la mañana.
¿Cómo surgió el nombre?
Diego empieza solo a soñar con esto de armar una fábrica de cerveza, de hecho él compra el equipo donde se cocina la birra, un día me entero de todo esto y empezamos a hablar, ahí recién me sumo, pero él ya tenía esto en la cabeza. Diego tiene un perro negro que se llama Timón y para él era Perro Negro. Ya teníamos el galpón, empezaban a llegar los equipos, pero nunca nos pusimos a pensar en el nombre, ni en el logo, ni nada. Cuando armamos la SRL, todas esas cosas administrativas, nos agarra la pandemia, termina la pandemia, seguimos haciendo cosas y trámites, y llegó un momento en que necesitábamos un nombre para inscribir la marca, empezamos a pensar y a tirar cualquier cosa, un montón de nombres horribles, evidentemente para él y para mí en la conciencia para nosotros era Perro Negro, no podíamos pensar en otro nombre, y quedó.
Ahí empezamos a darle la identidad a la marca, desde el logo, también nos sentamos con unos chicos que nos dieron una mano a buscarle un poco la vuelta de lo que es el logo y buscarle un poco la onda y la identidad a la marca.
Hay flippers como en los ochenta
El tema de los fichines siempre fue algo que sabíamos que íbamos a tener. De hecho fuimos comprando fichines antes de tener el galpón, los tenía guardados en la cochera de la casa de mi mamá. La gente que viene puede jugar gratis todo lo que quiera.
Hacen noches temáticas, no?
Sí, por ejemplo hoy a la noche vamos a pasar cassettes, bien analógico. La gente se prende, se engancha y lo más loco es que te dicen que hace rato que no escuchan todo una banda entera, el lado A y el lado B, porque ahora es todo lista por Spotify.
Horarios
Miércoles 18 a 00hs
Jueves, viernes y sábados 18.30 a 00.30hs


